Columna Género y Deporte
Por Ayelén Vieyra, Ailín Alarcón, Eliana Córdoba y Ailén Alarcón
Por Ayelén Vieyra, Ailín Alarcón, Eliana Córdoba y Ailén Alarcón
Roles y Estereotipos de género en el Deporte
Micaela a los 7 años jugaba al fútbol con sus amigos y amigas en la canchita del Barrio
Jardín, la tarde la emocionaba porque hacían partiditos y ella metía muchos goles, pero
cada tanto escuchaba que alguna vecina decía “mirá la Mica, juega mejor que los
varones” o también escuchaba que se le reían a sus compañeros porque ella jugaba
mejor. Hasta le decían Machona despectivamente, no entendía mucho qué significaba
esto pero le hacía sentir que algo no estaba bien en lo que a ella le gustaba o en lo que
esperaban de ella. Sentía que era algo que tenía que terminar, que una vez que creciera
no podría seguir jugando.
En el día a día reproducimos roles y estereotipos de género que marcan nuestra vida y la
vida de quienes nos rodean, pero ¿de qué se trata esto? Cuando hablamos de roles y
estereotipos de género es indispensable pensar sobre los conceptos de sexo y género que
están muy presentes en nuestra sociedad. El significado del término sexo está vinculado
a lo biológico, es decir, al sexo que se nos otorga cuando nacemos: varón/mujer.
Mientras que el concepto de género es una construcción social en base a la diferencia
sexual, es decir, conjunto de valores, comportamientos, actitudes, características que
socialmente se asignan a una persona en función de su sexo biológico: cómo se espera
que esta se desenvuelva o se vista, cómo se espera que juegue, a qué puede jugar,
quiénes y qué le debe gustar. Por ejemplo, se asocia actividades como acrobacia en telas
a una actividad propia solo de niñas, mientras que el fútbol a una actividad propia de
varones. Más allá de la existencia de varones en las danzas y de la existencia de mujeres
en el fútbol o rugby como fenómeno masivo, las construcciones se han dado como
espacios reservados para unos u otros y quienes han decidido romper esta lógica,
pueden dar cuenta de las dificultades, batallas internas y sociales para habitarlos y
vivirlos.
El carácter de construcción implica que desde que nacemos, o incluso antes, a las niñas
se les regala una muñeca y a los varones una pelota, esto nos señala un único camino
posible. Lo cual desprende fuertemente dos nociones: roles y estereotipos de género. Es
decir, aquellas actividades que están habilitadas para un género u otro.
En el deporte los roles y estereotipos están marcados fuertemente y también marcan una
ruta. Por ejemplo, danza, telas, hockey, vóley son actividades que incluso suelen ser
nombrados como “deportes de chicas” espacios que son habitados en su mayoría por
niñas. Por otro lado, el fútbol, el rugby, el básquet, el boxeo, son deportes habitados y
habilitados para “varones”. Para dar cuenta de ello no es necesario ahondar en grandes
teóricos del tema, sino simplemente tener una mirada atenta y acercarse a cualquier
gimnasio del pueblo ¿quienes transitan mayoritariamente por cada propuesta? ¿ello a
qué se debe?
Aquí es el momento en donde aparecen argumentos que postulan la ruptura en los
tiempos actuales de los estereotipos planteando por ejemplo, la existencia de equipos de
mujeres en el fútbol, o de varones haciendo aerobic pero pensemos ¿acceden en
igualdad de condiciones? ¿poseen una mirada desprejuiciada y libre de violencias en el
ejercicio de sus elecciones?
El 2019 y su mundial de fútbol femenino marcó un hito en este sentido, donde todos y
todas tomamos conocimiento de que las selecciones femeninas de fútbol, por ejemplo,
no tienen comparación en condiciones económicas, estructurales, mediáticas y
simbólicas con las selecciones masculinas de fútbol. Cabe recordar que recién en el
año 1991 fue organizado este torneo por primera vez por la FIFA, y que ésta determinó
"dos tiempos de 40 minutos" ya que se dudaba de la capacidad física de las jugadoras
participantes.
Son estos imaginarios, estas construcciones cotidianas, plasmadas en miradas,
omisiones, gestos, palabras, posibilidades y elecciones diferenciales las que hemos
vivido y las que transitan aún nuestras infancias, tanto en la casa, en el patio del
colegio, en la canchita del barrio de manera cotidiana y naturalizada. Estos imaginarios
son los que reproducen desigualdades y violencias simbólicas.
Podrán decirnos que en los tiempos que corren la sociedad ha cambiado mucho y es
cierto, pero aún hoy, aquí en nuestro pueblo, en nuestra escuela, en nuestros barrios
¿Qué pasa cuando algún niño quiere hacer patín o aerobic? ¿Qué pasa cuando una niña
quiere ser parte de un equipo de rugby o practicar boxeo? ¿Cuánto camino hemos
andado y cuánto falta por recorrer?
Hice el primario en una escuela albergue , después de tomar la merienda teníamos un recreo, donde las 'mujeres' teníamos que ir al taller de pintura o danzas dependiendo el día, mientras los 'varones' tenían el privilegio de ir a la cancha a jugar al fútbol, si las mujeres hacíamos eso nos llamaban la atención y nos decían que nos teníamos que comportar como 'señoritas'. Además de eso no estaba bien visto jugar con los varones ni hacer aquellos juegos reservados para ellos, porque éramos catalogadas bajo el criterio de menos señoritas !
ResponderEliminarMuchisimas gracias por tu aporte, realmente es muy grato para nosotras poder nutrirnos de las experiencias reales de nuestras/as/es oyentes, nos ayudan a pensar, deconstruir y construir juntas otras formas de pensar, ser, actuar y educar. Muchas Gracias !
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